domingo, 22 de marzo de 2009

Ecos de la Caida



Los Demonios están irrumpiendo desde un portal situado en la Ciudad de los Ecos. El venerable Cacique Kroak ha sido exhumado para que lidere una gran hueste de Hombres Lagarto hasta la ciudad templo y destruya el portal demoniaco.

El modo más obvio de jugar a Warhammer es que los jugadores elijan un ejército con un límite de puntos establecido y, que comiencen a luchar con las reglas de escenario campal del reglamento, pero hay otras maneras de hacerlo.

La esencia de Warhammer está en dejar volar la imaginación, lo que permite recrear historias sorprendentes en el tablero de juego. Muchas de estas historias sirven de base a partidas, que serán contadas por bardos en años venideros o que será recogida para la posterioridad en los anales de la historia, entonces lo mejor que puedes hacer es crear tu propio escenario.

Y eso es lo que han decidido hacer en el studio en este informe de batalla, en el que se ha pedido a los dos jugadores (hombres lagarto y demonios) que eligiesen un ejército sin restricciones. Como los dos ejércitos son de diferentes tamaños pidieron a Andi que se las arreglase para crear un escenario equilibrado, y como todo este mundo radica en pasárselo bien y crear historias épicas surgió este informe.

Cuando los Chamanes eslizones de itza se enteraron de que los demonios habían irrumpido una vez más en el suelo sagrado de Lustria, pensaron que había llegado el momento de despertar al Cacique Kroak de su largo letargo y ponerlo al frente del ejército para que se adrentase en la ciudad templo maldita de Xahutec y destruyese el portal.

Sin dudarlo un momento, Tiktaq’to, el señor de los cielos, mandó a su terradón que atravesase el océano de nubes que se removían unos cientos de metros más abajo. Por un momento, se vio envuelto en una sobria blancura, justo antes de volver a salir a cielo descubierto.

La jungla se alargaba más de lo que podían abarcar sus ojos. En un punto y en otros se podían ver un templo invadido por la jungla o una estatua megalítica que superaba la copa de los árboles más altos; todo, hasta el aire estaba imbuido de energías mágicas.

El jefe eslizón giró en su montura, describiendo un amplio círculo tras el que consiguió ver lo que andaba buscando, Xahutec, o la ciudad de los Ecos.

La enorme estructura escalonada de que antaño fue una importante ciudad estaba ahora sumergida en la selva en un silencio impenetrable.

Y entonces Tiktaq’to se paró sobre un amplio espacio despejado que se hallaba a poca distancia de la ciudad. Volvió a subir y voló en círculos. Mientras aminoraba la velocidad observó detenidamente a través de la Máscara de los Cielos. Allí donde unos segundo antes había estado posado la tierra se había hinchado y agitado dejando entrever zanjas como si fueran trozos de un hueso roto.

Sus ojos se achinaron. Los sacerdotes habían hablado con sabiduría pues allí ocurría algo, y su deber era el de informarles. Pero antes de que sus pensamientos los pudiera cumplir un sonido terrible y desgarrador atravesó el aire. Desde su elevada posición, vio unos círculos concéntricos de una presión extraña que provenían de fuera del claro, convulsionando la tierra a kilómetros a la redonda. La protuberancia de la tierra había alcanzado tal magnitud que el suelo se abrió como si de una herida se tratase, mientras a sus proximidades se desbordaba una cantidad ingente de energía impura. Cuando la energía empezó a debilitarse el jefe eslizón pudo observar como se componía una figura de tres formas ovales una dentro de la otra orbitando de una manera que solo podía corresponder a algún tipo de portal en un lugar en el que no debería estar.

Del portal empezaron a surgir enemigos de la vida y la ley: las criaturas demoníacas del Reino del Caos.

Tiktaq’to viró en torno sí, espoleando a su terradón para que ganara altitud y velocidad.

Tenía que despertar a los Magos Sacerdote y reunir a las huestes, ya que la guerra contra los Demonios del Caos volvía a desencadenarse en Lustria.



Proximamente: Escenario Sellar el Portal, Hueste del Venerable Kroak y Turno 1

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